Lo recaudado por la Provincia a través de sus impuestos registró en noviembre un aumento interanual del 29% pero en el mismo lapso la inflación alcanzó el 53,3%. Por esa razón, la recaudación impositiva tuvo una caída del 24,3% en términos reales. El dato vuelve a reflejar la disminución de la actividad económica.
La recaudación de impuestos de la Provincia tuvo un repunte en noviembre al registrar un incremento interanual del 29% con respecto a igual mes de 2018.
De todos modos, el ingreso de recursos tributarios a las arcas provinciales quedó 24,3% por debajo de la inflación registrada en el mismo período analizado (53,3%).
Según datos de la Dirección General de Ingresos Provinciales (DGIP) a los que economiariojana tuvo acceso, en noviembre se recaudaron en La Rioja $285.029.294 (más de $285 millones) en recursos tributarios de origen provincial, lo que determinó la mencionada suba del 29%.
Sin embargo, en el mismo lapso analizado, la inflación alcanzó el 53,3%. Esto significa que la recaudación impositiva cayó un 24,3% en términos reales.
El esquema tributario de La Rioja está compuesto por lo que la Provincia recauda a través de cuatro impuestos provinciales: Ingresos brutos, sellos, automotor e inmobiliario.
El impuesto sobre los Ingresos Brutos recaudó $239.642.293 en noviembre y con esa cifra registró un aumento del 27% con relación a igual mes de 2018. Ingresos Brutos es el impuesto más importante en cuanto a cifras ya que representó en noviembre el 84% del total recaudado por la Provincia.
A su vez, el impuesto automotor obtuvo una recaudación de $18.536.387 en noviembre. Con este monto, este tributo logró una suba del 83% con respecto a lo obtenido en el mismo mes del año anterior.
En tanto, por el impuesto al sello, el Estado riojano percibió en noviembre $24.713.912 logrando así un aumento interanual del 22%.
Por último, el impuesto inmobiliario le aportó a la Provincia $2.136.701 durante noviembre y con este monto anotó una suba del 109% con relación a igual mes de 2018.
Hay que destacar que la baja en términos reales de la recaudación provincial, es una clara señal de la fuerte disminución de la actividad económica en el país y de cómo esa situación se refleja en la tributación de las empresas que ven disminuidas sus ventas.