La propuesta de llevar el boleto a $ 11,5 ratificaría una tendencia de los últimos años: el precio del boleto aumenta más que la inflación, los salarios estatales, los sueldos de los colectiveros y el gas-oil. La decisión final la tiene el Concejo Deliberante de la Capital.
El Concejo Deliberante de la Capital se apresta a sancionar el incremento anual del precio del boleto de colectivos del transporte urbano de pasajeros que tiene concesionado en la empresa San Francisco y la estatal Munibus.
Aunque por el momento no se conoce la cifra final y oficial que tendrá el aumento, la empresa concesionaria San Francisco y algunos ediles ya dejaron trascender que la idea sería llevar el valor del viaje de $ 8 a $ 11,5 por cada traslado.
Esos valores implicarían un incremento en este año del boleto del 43,7 %, muy por encima de la tasa inflacionaria que se espera para este 2017 (lleva un 11,6 % acumulado hasta junio según el INDEC) y también sensiblemente superior al 32 % acumulado que se incrementó a los empleados públicos estatales en el mismo periodo de tiempo.
Esta realidad de aumentos del transporte público muy por encima de la inflación y de las paritarias estatales no es nuevo. En abril de 2016 el boleto de colectivos costaba $ 6 y se llevó a $ 8, trasladarlo de ese valor a $ 11,5, implicaría un incremento del 91,6 % en menos de dos años.
En ese mismo periodo de tiempo el salario de los estatales riojanos se incrementó en un 32 % acumulado en el año 2016 y en este año 2017 (tomando en cuenta el aumento que se pagó con el sueldo de julio que se cobra en agosto) otro 32 % acumulado. Es decir, la suba del boleto estaría casi 30 puntos por encima de la mejora a los estatales.
No sólo al comparar con los sueldos se observa este desfase, en el caso de la inflación ocurre algo similar.
Entre abril de 2016 y abril de 2017, la inflación acumulada medida por el INDEC fue del 27,5 %, mientras que en mayo de este año la inflación fue del 1,6 % y en junio del 1,2 %, siempre según datos del organismo de estadísticas nacional.
Si lo que tomamos en cuenta son los incrementos salariales a los empleados del servicio de transporte, la situación es análoga. En 2016 UTA acordó una suba del 29 % y en 2017 del 21 %, ambas cifras por debajo del aumento del precio del boleto.
El gas-oil es otro item fundamental de los costos de las concesionarias, pero en este caso se debe tener en cuenta que ese concepto se encuentra subsidiado para las empresas. El gas-oil aumentó entre 2015 y 2017 un 51 %, también por debajo del incremento del precio de cada viaje en la ciudad Capital en el mismo periodo de tiempo.
Se trata del más sensible de los transportes públicos porque es usado por los sectores más carenciados de la sociedad, aquellos a los cuales se los viene castigando sistemáticamente al comparar la mejora de sus ingresos con los beneficios otorgados a las concesionarias.
(imagen tomada del sitio web del diario El Independiente).