La canasta básica total se incrementó en 569 pesos con relación a la cifra registrada en febrero. El dato significó un aumento del 4.19 % de la línea de la pobreza. Para no ser indigente una familia debe tener en La Rioja ingresos por 5.839 pesos.
La línea de la pobreza aumentó 569 pesos en marzo en comparación con el mes de febrero. La información surge del equipo de investigación de Economía Riojana, el cual relevó más de 250 precios que conforman la canasta básica alimentaria.
En La Rioja en el mes de marzo una familia -de cuatro miembros compuesta por un matrimonio de 35 años y dos hijos de 8 y 6 años- necesitó tener ingresos superiores a los 14.188,29 pesos para no caer debajo de la línea de la pobreza.
La canasta básica total se incrementó en 569 pesos con relación a lo registrado en febrero, esto significó un aumento del 4,19 % de la línea de la pobreza, lo que crea un efecto inmediato de familias que ingresan a un estado de insuficiencia de ingresos para satisfacer sus necesidades básicas.
El estudio de nuestro sitio web también midió el índice de indigencia. Esta misma familia riojana necesitó en marzo contar con ingresos superiores a los 5.839 pesos para no encontrarse debajo de la línea de indigencia. Esta línea significa el umbral de necesidades alimenticias mínimas consideradas esenciales para poder subsistir.
Un dato a tener en cuenta es que según los datos publicados por el INDEC de la canasta básica total para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y los partidos del Gran Buenos Aires, la misma fue inferior en un 3,76 % a la registrada en la ciudad de La Rioja según nuestro estudio.
Es decir, que vivir en La Rioja termina siendo más caro que en la Ciudad de Autónoma de Buenos Aires, con el agravente de que los salarios en ese centro urbano son ampliamente superiores a los existenes en nuestra provincia.
Este estudio de Economía Riojana se basa en el relevamiento de 250 precios en los supermercados riojanos en los primeros días del mes de marzo y tomando en cuenta los requerimientos normativos kilo calóricos y proteicos imprescindibles para que un varón adulto, de entre 30 y 60 años, de actividad moderada, cubra durante un mes dichas necesidades.
